Las relaciones personales son quizás la mayor fuente de felicidad y satisfacción que podemos encontrar en la vida.
Cuidar la comunicación es ese gran aprendizaje que nos ofrece cada conflicto y tensión.
En ariwake queremos compartirte esta sencilla historia en dos versiones, que nos aproxima a una comprensión sencilla de cómo a través del cuidado de la conexión, y del amor por las demás personas, podemos retomar la conciencia y la serenidad.
El amor como concepto amplio y desapegado de expectativas ni contraprestaciones.
Pero, ¿cómo decir aquello que nos preocupa o necesitamos cuidando al mismo tiempo de las necesidades de las demás personas y que además lo perciban como considerado y respetuoso?
La comunicación puede ser una herramienta al servicio de la conexión, un abridor como nos muestran Chavi Nieto y Marta Sánchez en el curso Comunicación Satisfactoria en cocrecer.com
Si te gusta este sencillo cuento y la historia original, compártela con aquellas personas que estimes o ames.
CORAZONES CERCANOS, El amor pide estar cerca
En una familia numerosa, el hermano mayor se encargaba de cuidar a sus tres hermanos menores. Cuando sus padres estaban fuera de casa, le tocaba a él contener sus rabietas y peleas. ¡Y eran tres niños muy revoltosos!
Después de cada discusión, los pequeños tardaban en hacer las paces, y muy especialmente Marcos, que era muy testarudo y orgulloso.
Como el mayor estaba convencido de que castigarlos no servía para calmar las aguas, tras una trifulca muy fuerte decidió reunirlos con el pretexto de hacer un juego de preguntas.
Los niños, que por naturaleza son muy curiosos, se sumaron contentos a la actividad.
-¿Por qué creéis que la gente se grita cuando se enfada? – preguntó el hermano mayor.
-Gritamos para que el otro nos oiga y sepa que nos está molestando -contestó uno.
-Pero si el otro está frente a ti… te puede oír y no hace falta que grites, ¿no?
El comentario hizo pensar a los tres chicos, que no supieron qué contestar. Entonces, el hermano mayor siguió:
-Yo os explicaré lo que pasa… Cuando nos enfadamos con otra persona, nuestros corazones se separan y se alejan mucho, cada vez más. De ahí que, para alcanzar al otro y cubrir esa distancia, tengamos que gritar. Es como si cada uno estuviéramos a un lado de un barranco. Y, de hecho, cuanto más nos enfadamos, más lejos nos encontramos y más tendremos que alzar la voz.
Los niños se quedaron muy callados y se miraron entre sí. El hermano mayor les preguntó:
-¿Os habéis fijado en que mamá y papá se hablan con suavidad? Eso es porque están enamorados y sus corazones se encuentran muy cerca. No hay casi distancia entre ellos.
Los tres niños seguían observando y escuchando, totalmente embelesados.
-Y están tan enamorados que a veces incluso se susurran cuando hablan, o solo necesitan mirarse para entenderse… -continuó el hermano mayor-. ¡Imaginad qué cerca están las personas cuando se quieren!
Así que, la próxima vez que os peleéis, no permitáis que vuestros corazones se alejen, ni uséis palabras demasiado doras, que solo sirven para poner más distancia. Sed cariñosos y mantener los corazones cerca, así no necesitaréis volver a gritar.
Cuentos para niñas y niños felices
Alex Rovira y Francesc Miralles
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Basado en una historia tibetana:
Cuenta una historia tibetana, que un día un viejo sabio preguntó a sus seguidores lo siguiente: -¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?
Los hombres pensaron unos momentos:
-Porque perdemos la calma –dijo uno– por eso gritamos.
-Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? –Preguntó el sabio– ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio.
Finalmente él explicó:
-Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego el sabio preguntó:
– ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?
Ellos no se gritan, sino que se hablan suavemente ¿Por qué? Sus corazones están muy cerca.
La distancia entre ellos es muy pequeña.
El sabio continuó –Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aun más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman.
Luego dijo:
-Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.
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