fbpx

El asombroso experimento de los monos y los plátanos sobre la presión de grupo

Que siempre se haya hecho así no significa que sea lo mejor

 

En el siglo pasado, se llevó a cabo un experimento con un grupo de monos que revolucionó la neurociencia. Lo que descubrieron los investigadores merece la pena ser contado. Veamos en qué consistió.

Un grupo de científicos encerró a cinco monos en una jaula de grandes dimensiones. En medio había una escalera vertical que subía hasta un gancho del que colgaban un montón de plátanos.

Lo primero que hicieron los animales fue ir a por ese alimento que tanto les gusta, pero en cuanto el primero empezó a subir, un chorro de agua helada cayó sobre él y sobre todos los demás.

Cuando otro mono intentó ir a por los plátanos, les volvió a suceder lo mismo. E igual sucedió una tercera vez. Y una cuarta.


Finalmente, los monos entendieron que, si cualquiera de ellos subía, los demás serían castigados con un chorro de agua helada nada agradable.

Para evitarlo, cuando uno de ellos se disponía a subir la escalera, los otros lo agarraban y golpeaban para impedírselo.

Pasado un tiempo, ya ningún mono se atrevía a trepar por la escalera, a pesar de que la tentación estaba justo encima.

En este punto, los científicos sustituyeron a uno de los monos por otro nuevo. Lo primero que hizo el recién llegado fue tratar de llegar a los plátanos, siendo rápidamente atacado por los demás, que le dieron una buena tunda antes de que tuviera tiempo de hacerlo.

Tras algunas palizas, el nuevo integrante del grupo desistió de subir por la escalera.
Un segundo mono fue sustituido, y se repitió el mismo hecho. El primer sustituto participó convencido en la paliza al novato. Un tercero fue cambiado por otro, y ocurrió lo mismo. Llegó un cuarto y un quinto hasta que los cinco monos originales fueron reemplazados.

En la jaula había ahora cinco monos que, aun no habiendo recibido nunca un chorro de agua fría, continuaban golpeando al que se atreviera a ir a por los plátanos.

Los científicos se quedaron asombrados ante este descubrimiento acerca de la presión de grupo, la tradición y las creencias que arrastramos sin saber el motivo.

De haber sido posible preguntar a los nuevos monos por qué pegaban a quien intentase subir la escalera, la respuesta habría sido:
-Bueno, así es cómo funcionan las cosas aquí. Siempre se ha hecho de este modo.

SALIR DE LA INERCIA

Cuantas veces incorporamos hábitos a nuestra vida que no hemos cuestionado, comportamientos que integramos por inercia y que no nos permiten aprender ni transformarnos.

La inercia no solo hace referencia a la propiedad de los cuerpos de no modificar su estado de reposo o movimiento si no es por acción de una fuerza. También se refiere a la falta de pensamiento crítico, de responsabilidad, a la falta de voluntad de aprender de los errores.

En consecuencia, la inercia nace a menudo de la desidia, el abandono, la pereza o la inacción (en definitiva, el no hacer por no querer pensar ni querer sentir). La peligrosa inercia no conoce el acto de la rectificación. Por eso es tan importante no comportarnos como monos; observar, dialogar y aprender para no maltratarnos. Los condicionamientos propios o heredados de nuestro entorno, familia y sociedad pueden llevarnos a pensar que eso es «lo normal», cuando lo normal debería ser comprender la vida, mirarla con los ojos abiertos y a pecho descubierto, entender a los demás, cuidarnos e inspirarnos.

Al fin y al cabo, la vida tiene sentido cuando se vence a la inercia y la construimos de manera consciente y activa.

Fuente:
Cuentos para tener valor. Alex Rovira y Francesc Miralles. Ilustraciones de Gemma Capdevila. 35 historias para empoderarte y superar las adversidades. Editorial Destino.

Si te ha gustado puedes compartirlo para inspirar a las personas que tienes en tu corazón y en tu mente.

Facebook
LinkedIn
WhatsApp
Telegram
Twitter
Email
Pocket

Últimas publicaciones en vida despierta de ariwake

X